¿UNA EDUCACIÓN DEL SIGLO XXI?

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Corría el año 2002. Doña Consuelo, la antigua directora, le transfirió al nuevo  director entrante su «herencia»: una pequeña cajita metálica y una carpeta azul de cartón con gomillas. En la primera  se encontraba toda la gestión del centro: dos disquetes, uno con la información económica (GECO)  y otro con la gestión administrativa (SENU), además de 12,80€ que era el remanente del curso; en la carpeta azul, no demasiado voluminosa, había un compendio de folios con las leyes y normas más al uso; Doña Consuelo era «alergica» a los rudimentos informáticos, sobretodo a la plataforma  SENECA (Sistema informático de gestión del centro) sistema que apenas  había usado y eso que estaba en sus inicios y carecía casi de contenidos.

Han pasado 15 años desde entonces y los  centros se han convertido en entes mucho más complejos abriendo sus puertas doce horas al día con planes , proyectos y programas que necesitan un entramado burocrático que nunca hubiera soñado Doña Consuelo. Por cierto, la gestión sigue recayendo solamente en tres maestros o maestras que, además, dan clase, ¿increíble,no?

También han cambiado las aulas, muchas de ellas con pizarras digitales y conexiones en red, sin olvidar que una mayoría de colegios cuentan ahora con un alumnado más diverso.

Si, son Escuelas del Siglo XXI, pero tengo dudas si estos cambios también se han producido en las metodologías, en unas maneras de educar que nos lleven a una transformación social para que los alumnos al acabar su periplo educativo  tengan las herramientas suficientes para desenvolverse en una sociedad nueva y cambiante.

En 2006 la LOE nos traía las competencias con un retraso de 10 años sobre Europa (Informe Delors, 1996) con la intención de que el profesorado modificara sus  estrategias de aprendizaje, unas competencias que han ido cambiando de nombre y de contenidos, pero que, al parecer, han tenido poca implantación.  Esto se puede comprobar observando cómo se sigue trabajando de manera fiel con el libro de texto por un alto porcentaje de docentes, un libro «más moderno»  donde, como mucho,  aparecen las «competencias» en un resumen al final del tema con  un cuadrante tipo «pon la cruz en la competencia que corresponda».

Me pregunto: ¿Eso es trabajar por competencias?  Ojalá me equivoque pero creo que, avanzado ya el siglo XXI,  aún hay mucho profesorado  que sigue haciendo lo mismo desde hace años: utilizar el libro de texto como única herramienta pedagógica/didáctica  todos los días, eso sí con pizarra digital.

Hace poco un inspector se quejaba en una publicación:   «Va a hacer un año que apareció la orden de currículo de secundaria y va para 10 que las competencias clave deberían formar parte del desarrollo curricular y orientar las competencias docentes (esa es la clave), pero aún no sé de ningún Instituto, departamento, que hayan planificado los mínimos competenciales (los niveles de desempeño imprescindibles) para valorar como cada materia contribuye a cada competencia y estas a aquella). Y ahí andamos, sin saber y sin querer saber que es peor, de manera que el docente sabe evaluar lo que el alumno sabe, pero no en qué medida sabe aplicarlo…»

Imagino que los docentes a los que alude el señor inspector aún siguen la estela pedagógica de la escuela de Doña Consuelo. Seguramente «funcionarán» bien y, además, obtendrán  unas aceptables  evaluaciones finales, fieles a exámenes que también publican los mencionados  libros de texto y, sobretodo, acabarán los 15 temas del libro/currículo al acabar el curso. Es más, algunos además se habrán atrevido a poner las crucecitas en los formularios de competencias. ! Qué paradoja !

Quizás este profesorado  tenga ahora  una tarea burocrática mucho más compleja, tengan que formalizar muchos más «papeles», cortar y pegar las transposiciones didácticas…  y entregar en plazo los anexos y formularios oportunos que, por supuesto, se ajustarán milimétricamente a la normativa y a los estándares de aprendizaje, y pueden seguir así durante años porque su meta es llegar al final de curso y que sus alumnos aprendan y memoricen los contenidos del libro de texto;  afortunadamente para ellos las exigencias administrativas son escasas o nulas, les basta que sus alumnos y alumnas alcancen «buenas notas» en las evaluaciones, sin importar los estragos que puedan sufrir niños y niñas que no «estudian lo suficiente» o que «no se callan» o se «mueven demasiado», o sus familias no tienen los necesarios recursos económicos para llevarlos  a clases particulares o a academias de inglés.

!Qué complicado es cambiar las inercias!, los miedos a hacer el trabajo de otra manera, sobretodo porque da igual que se cambie o no,  porque siempre se ha hecho así y no pasa nada  por  seguir haciéndolo de esa manera. !Ni siquiera se ha producido una revolución lampedusiana: las competencias se han  quedado en pocos años obsoletas sin  haberlas puesto en práctica! Te remito al artículo de Fernando Trujillo (@ftsaez) por si quieres entender por qué han fracasado las competencias básicas (clave).

Afortunadamente algunos maestros y maestras, en continua autoformación y dedicación, sin que les obligue ninguna normativa, intentan dar a sus alumnos y alumnas otra Educación más motivadora, más cercana a la realidad, más afín con sus necesidades, donde el alumnado se convierte en  protagonista de sus aprendizajes y no en un  mero nreceptor de información. Mi amigo José Blas García (@jblasgarcia)  los denomina acertadamente «docentes emergentes«.

Quizás no esté todo perdido, cada vez el ruido del exterior es más fuerte y los niños y niñas demandan una enseñanza menos aburrida y con sentido, !porque se aburren! porque la sociedad de la imagen, de lo efímero, de lo inmediato, no se parece para nada a una Escuela repetitiva, lenta y sin interés que muchos siguen defendiendo o reproduciendo, sin darse cuenta que la sociedad necesita otro tipo de metodologías: aprendizaje por proyectos, aprendizaje por retos, flipped classroom,  flipped learning, aprendizaje cooperativo, visual thinking, Design Thinking, aprendizaje servicio, mooc (Massive Open On-line Course)), social media, gamificación…

Esta «revolución» es una auténtica «amenaza» para  la tranquilidad de estos docentes inmovilistas y reticentes al cambio  porque la  realidad de la  «pedagogía emergente“ se abre camino poco a poco y se  impone al absurdo de una escuela continuista y desconcertada, que aburre y ha perdido los objetivos para lo que fue diseñada.

Una nueva metodología está surgiendo desde la base, desde el aula, desde el profesorado que ha roto con la herencia de una escuela sin respuestas y sin futuro; se imponen por necesidad (y por vergüenza) nuevos modelos, nuevas técnicas  educativas que priorizan las competencias personales, las competencias  intelectuales, las competencias relacionales o conversacionales, las competencias emocionales, las competencias sociales, las competencias digitales, las competencias de aprendizaje… «Aunque muchas de estas competencias y habilidades puedan parecer modernas, no son nuevas, sino simplemente nuevamente importantes” (Silva citado por Salas-Pilco, 2013).

Estudios de la UNESCO, recordemos que  han transcurrido más de  20 años desde que se publicó el Informe Delors, avanzan hacia este camino, hacia una definición nueva de las competencias, de los aprendizajes, hacia un desarrollo pedagógico más universal y sistémico alejado del corsé de los contenidos curriculares.

Os dejo un cuadro con  las COMPETENCIAS Y HABILIDADES ESENCIALES PARA EL APRENDIZAJE DEL SIGLO XXI

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Espero no equivocarme, espero no ser demasiado pesimista, pero el cambio en la Escuela se hace difícil, por no decir imposible, si no hay una transformación radical de las metodologías en las aulas. Cada vez hay más docentes «emergentes»,que libran sus batallas particulares para ir cambiando el sistema, pero tengo dudas si esa «buena voluntad» va a conseguir que el cambio sea definitivo sin un apoyo decidido de una administración que ponga en valor las metodologías del siglo XXI y financie y dote a los centros con recursos suficientes. Si, se puede soñar, pero la vida, la Escuela, hay que vivirla desde la realidad.

Seguimos…

ANEXO COMPETENCIAS Y HABILIDADES ESENCIALES PARA EL APRENDIZAJE DEL SIGLO XXI.   Scott, C.L. 2015. El futuro del aprendizaje 2 ¿Qué tipo de aprendizaje se necesita en el siglo XXI? Investigación y Prospectiva en Educación UNESCO, París. [Documentos de Trabajo ERF, No. 14].

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